miércoles, 7 de noviembre de 2018

Recomendando un libro



La obra gira en torno a una cuestión que ha atormentado a todos los seres humanos de toda condición y tiempo y que Schopenhauer recogió en su llamado dilema del erizo.

Pedro, el protagonista,  un niño huérfano, es educado por don Mateo, su primer mentor, que le transmite una cosmovisión particular basada en la idea de que para evitar el sufrimiento y el daño es necesario alejarse del resto, del amor, de las emociones, y vivir una vida estoica y controlada.

Finalmente, los acontecimientos de su vida, entre los que la muerte es la gran protagonista, le demuestran que esa es la manera más adecuada de llevar una vida.

Si los asuntos filosóficos son de tu interés, quizás este libro sea de tu agrado. El tema principal de la obra es de gran calado filosófico ya que medita y reflexiona sobre una decisión que afecta profundamente a la manera de ser que adoptamos en la vida: amar o no amar. De la misma manera, inevitablemente, también se plantea si es posible vivir sin amar.


Por otro lado, presumiendo que el amor es algo connatural a los humanos, la obra es un ejemplo de la lucha contra nuestra propia naturaleza y un alegato al control y al estoicismo. El final de la obra, en cambio, no es concluyente, por lo que la reflexión definitiva queda en manos del lector. Se trata, por lo tanto, de una obra que invita a reflexionar sobre la naturaleza humana y sobre la viabilidad de una vida estoica.


Por último, debe decirse que el verdadero protagonista de la obra no es Pedro, sino el mundo interior de Pedro, sus reflexiones, dudas, emociones y sentimientos. La narración de la obra sirve de punto de partida para explorar los paisajes interiores de Pedro que no se mantienen estables a lo largo del tiempo, pues son moldeados por sus reflexiones, aprendizajes y experiencias. Por lo tanto, se podría decir que la novela se basa en el eco y la resonancia que tiene el mundo exterior sobre el mundo interior del protagonista.




1. Acción de animación a la lectura:

Comenta qué te sugiere el título del libro tanto antes de la lectura del libro como después y compara las dos interpretaciones.


lunes, 5 de noviembre de 2018

Mi pseudónimo y mi relato


Mi nombre es Lao Zapeya.

En nuestra lengua materna, el kurdo, "zapeya" significa "fatalidad".  Nuestra historia, la de los kurdos, supura dolor y desgracia y destila miseria de la que nos es imposible despegarnos como consecuencia de nuestra fatalidad. Por esta razón, tomé este apellido y desde entonces estoy emparentado con la desdicha.

Debo confesar que siento que mi apellido quema mi piel y abrasa mis pensamientos. Como consecuencia de cargar con él, soy capaz de sentir en mis carnes la miseria de todos. La fatalidad se ha apoderado de mí, ya apenas como o duermo y no tengo conversaciones más allá de las que entablo conmigo mismo. He dejado de vivir para vivir en otros, en sus miserias e inmundicias.

Este apellido es la mayor fatalidad.  Quizás por todo esto siempre me atrajeron los mundos desolados, desprovistos de cobijo y seguridad, las vidas aparentemente marcadas por un destino...


No obstante, acostumbrado a vivir entre la suciedad humana, soy capaz de crear orden y sentido a partir del caos y el sufrimiento más absoluto. Mis personajes son el reflejo de esta resistencia a la entropía espiritual, pues también son capaces de crear sus propios refugios, incluso, sobre la nada.

Tras esta explicación, entenderéis, por lo tanto, mi fascinación por el llamado ciberpunk y mi dedicación profesional a escribir relatos en esa línea.

La obra que tengo ahora entre manos refleja una realidad futura en la que la educación es el olvido. Las personas son enseñadas a olvidar y a distraerse de sí mismas y, en especial, del sufrimiento que nace de conocerse a uno mismo.

Desde su nacimiento, los padres adiestran a sus hijos en la técnica del olvido e, incluso, las nanas de los bebés se refieren a los peligros de recordar y, como una letanía, repiten la misma cantinela ("olvida, olvida, olvida..."). Pero, en realidad, esta incapacidad de recordar ha conducido a la incapacidad de generar historias y vínculos con los objetos y las personas.

Sin historia ni narración, las personas se han vuelto incapaces de valorar, de vincularse y comprometerse, y, peor todavía, de amarse a sí mismos y a otros. Las personas deciden no echar raíces en ningún lugar ni en ninguna persona. El motor principal de la sociedad y la razón de ser de la gran mayoría es el placer, que produce una entelequia que no tarda mucho en extinguirse, y el cuerpo humano no es más que un medio por el que alcanzar estas sensaciones, cada vez más adrenalínicas y menos satisfactorias, que acaban por dejar el recuerdo de la nada. Por esta razón, la principal empresa de la sociedad, cuyo logotipo es un cáliz, se dedica a la  producción de entretenimiento y placer.

Pero, un personaje innominado, familiarizado con la nada por motivos diferentes, decide huir de todo, recordar y cambiar el rumbo de su vida.